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Opinión

De facturas, mentiras y vacíos 

Por: Juan Pablo Guerra

Durante el viernes, se presentaron dos vacíos que obligaron a Baja California a recordar lo que parecía un (no tan) lejano 2008, porque entre la violencia y la falta de información, la población quedó a la merced de las mentiras y la psicosis.

A 28 vehículos se les prendió fuego y el primer mensaje oficial que escucharon los ciudadanos fue una alcaldesa que habló de facturas, sin que nadie la entendiera.

No se refería al cobro de piso, ni a ceder ante los agresores, sin embargo un mensaje a medio hervir, permitió que muchos cocineros, la comentocracia, le agregaran de su propia imaginación. 

La alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero. Foto: Juan Pablo Guerra

Eventualmente la alcaldesa tendrá que responder a los cuestionamientos de a qué se refería su mensaje.

¿Qué facturas del crimen organizado conoce? ¿Por qué no espero a un mensaje unido con el resto del gobierno estatal?  ¿Por qué la unidad se vio hasta el día siguiente? 

La falta de congruencia entre los mensajes de unidad, de coordinación y la realidad presentada durante la tarde y noche del viernes permitieron que la psicosis se impusiera. 

A la comentocracia, el mensaje a medio hervir de la alcaldesa se le olvidará en tres días, la población de Tijuana dejará que la sopa se cocine hasta las próximas elecciones, participe o no. 

El otro vacío fue de información, ahí, algunos medios de comunicación dejaron que sus intereses políticos, disfrazados de línea editorial, se impusieran a la verdad y el sentido común (si es que aún tenía cabida en su sala editorial). 

Ninguno de los tres niveles de gobierno pudieron dar respuesta a la preocupación de la población en esos momentos decisivos en los que la sospecha se volvió miedo y el miedo se convirtió en memoria de una época en que las calles estaban vacías por una enfermedad llamada delincuencia.

Los mensajes que se tenían eran escuetos, la alcaldesa de Rosarito en un principio simplemente compartió en sus redes sociales el mensaje de la gobernadora y al día siguiente alegó que «Rosarito es un destino turístico, claro que no vamos a cerrar».

La alcaldesa de Rosarito, Araceli Brown. Foto: Juan Pablo Guerra

Con esa falta de información, la noche del viernes vió cientos de páginas en redes sociales compartir videos de hechos violentos ocurridos en otras partes del país rotulados cómo si estuvieran ocurriendo en Tijuana. Las imágenes sangrientas de Juárez y Michoacán, usadas para incitar pánico. 

Y luego hubo los medios de comunicación que, en vez de ser prudentes, llamar a la calma, alentaron el frenesí y aprovecharon para dar sus 20 centavos de opinión sobre la administración actual, no sobre su estrategia de seguridad o el flujo de información, si no de las supuestas «cacerías de brujas» y «los parquecitos».

Estos medios prefirieron tomarse múltiples horas en las que las personas temían por las vidas de sus familias, el bienestar de sus amigos y el futuro de nuestro país, para jurar que si su cacique aún fuera líder, nada de esto hubiera pasado, para jurar venganza a la administración actual, para sentirse superiores siendo diminutos, insignificantes.

El senador Jaime Bonilla. Foto: Jack Álvarez

El «pantallazo», cómo lo nombraron muchos medios, de una presentadora mostrando un mensaje hecho a computadora como una señal del fin del mundo, llegó a miles de celulares, familias enteras se compartieron la imagen temiendo lo peor, sintiendo un nudo en la garganta por sus seres queridos. Aún si no hubo un muerto en las horas en que los automóviles fueron incendiados el viernes, familias enteras sintieron un miedo que no se le desea a nadie. 

Pero para no permitir que un hecho así vuelva a ocurrir, será necesario que los tres niveles de gobierno establezcan sistemas para distribuir la información entre los ciudadanos de mejor manera, que estén dispuestos a hablar en conjunto, aún cuando el momento no se preste para foto y ser abiertos a la hora de presentar el futuro en su estrategia de seguridad.

Personas dando ‘raite’ en Tijuana. Foto: Omar Martínez

A pesar de estos vacíos e intentos de desestabilizar a la sociedad, durante la noche del viernes  vimos casos de profunda empatía, entre aquellos que ayudaron con sus vehículos para que las personas llegarán a sus casas ante la falta de transporte público, quienes mantuvieron las luces de sus hogares  encendidas para aquellos que tuvieron que regresar a sus destinos caminando e instituciones como la UABC, que en el momento de necesidad dieron sus instalaciones cómo refugio para quienes lo necesitaban.

Son estos actos de inmensurable coraje que muestran los verdaderos colores de nuestra sociedad, los valores por los que nos debemos de regir y la esperanza de un mejor futuro.

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